“China ha tenido un papel activo en el proceso de paz”
2016-11-22PorMICHAELRATE
Por MICHAEL ZÁRATE
“China ha tenido un papel activo en el proceso de paz”
Por MICHAEL ZÁRATE
Entrevista al embajador de Colombia en China, Óscar Rueda
POCAS veces un país da tantas noticias en tan pocos días. El 26 de septiembre, el Gobierno colombiano firmó un histórico acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC. El 2 de octubre, este acuerdo fue sorpresivamente rechazado en un plebiscito. Y, el 7 de octubre, se anunció que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, había ganado el Premio Nobel de la Paz.
En medio de ello, el canciller chino, Wang Yi, realizó una visita oficial al país sudamericano para reiterar el apoyo de China al proceso de paz. Por todo esto, una entrevista con el flamante embajador de Colombia en China era necesaria. He aquí las apreciaciones del embajador Óscar Rueda.
El embajador Óscar Rueda junto a la foto del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos. Dong Ning
China Hoy (CH): Embajador, ¿cuál es la lectura que le da al Premio Nobel de la Paz adjudicado al presidente Juan Manuel Santos?
Óscar Rueda (OR): Los miembros del Comité Noruego del Nobel nos han mandado un mensaje excelente porque el Nobel de la Paz se da no solamente a quien la logra, sino a quien busca la paz. El Premio Nobel siempre se ha entendido como un reconocimiento y aquí se ha convertido también en un apoyo porque ahora los colombianos -los del “sí” y los del“no” (del plebiscito)- estamos comprometidos con esa paz. El Premio Nobel es el apoyo que nos faltaba para lograr algo que en este proceso de renegociación vamos a lograr: la paz.
CH: Inmediatamente después de conocerse el resultado adverso del plebiscito, el presidente Santos mencionó: “Siempre he creído en el sabio consejo chino de buscar oportunidades en cualquier situación”. ¿China ha estado muy presente en la mente del presidente Santos?
OR: Sí, porque China desde su posición nos ha apoyado. Y tuvimos una afortunada coincidencia: la visita a Colombia del canciller chino, Wang Yi. Estaba planificado que el canciller Wang fuera a reiterar ese mensaje de apoyo al proceso de paz, y la afortunada coincidencia es que el canciller chino llegó el día en el que se anunció el Premio Nobel al presidente Santos.
CH: En este proceso de paz, ¿en qué ha sido decisiva China?
OR: El problema de estos procesos de paz es la credibilidad. Siempre lo que predomina es la desconfianza de las partes. Entonces, un blindaje ante esa desconfianza era el apoyo internacional, y qué mejor que la ONU para ello. China, desde el Consejo de Seguridad de la ONU, nos apoyó en algoque para nosotros era muy importante: obtener la designación de una comisión que acompañara el proceso verificando el cumplimiento entre las partes. Ese fue un papel de China predominante. Y China, además, ha tenido un papel activo en el proceso de paz y en el proceso de desminado, en el que nos ha apoyado con tecnología.
CH: ¿Qué frutos ha tenido la visita del canciller Wang Yi?
OR: Su visita fue muy importante porque iba con el mensaje específico del presidente Xi Jinping de respaldo al proceso de paz. Pero también hay temas prácticos sobre el intercambio comercial y la inversión, que para nosotros son muy relevantes. Nosotros tenemos una deuda con la infraestructura de nuestro país, y, además, con este proceso de paz prácticamente estamos incorporando un territorio muy vasto al desarrollo agrícola. Y ahí le decimos a China que hay una gran oportunidad para la inversión agrícola.
Uno de los proyectos agrícolas que ya le hemos presentado al Gobierno chino es desarrollar algo que hemos llamado “altillanura”: un plan de inicio de 30.000 hectáreas, con vías que se necesitan construir para poder sacar los productos que allí se cosechen. Para China será una inversión redituable y una respuesta también a su necesidad de importar alimentos.
CH: Aproximadamente medio centenar de empresas chinas están ya en Colombia. Usted nos ha mencionado la necesidad de infraestructura. ¿En qué otros sectores podría ingresar la inversión china?
OR: Las primeras empresas chinas que llegaron fueron en infraestructura y el sector de combustibles. El camino ya está abierto. Quizá puede no resultar fácil por las normas en los procesos de licitaciones, pero ya está claro que se encontró la vía, y tenemos una empresa china ya adjudicataria de una licitación para una vía 4G en Antioquia. Pero además de combustibles, tecnología de comunicaciones e infraestructura, nos parece importantísimo tener la presencia de empresas chinas agroindustriales. Asimismo, Colombia ya cuenta con un banco chino de segundo piso, pues el Banco de China tiene oficina allá. Pero qué bueno sería contar también con un banco chino operando en Colombia.
Más allá de las sorpresas turísticas, arquitectónicas y de desarrollo, esta misión como embajador me está dando la oportunidad de conocer China desde otros puntos de vista.
CH: Usted ha sido durante siete años viceministro de Turismo, por lo que está al tanto de la importancia que han cobrado los turistas chinos. ¿Ha pensado en proponer algunas medidas en este campo?
OR: Por lo que usted acaba de decir, no mostrar avances importantes en el campo del turismo sería lo único que no me perdonarían. Están empezando a asomarse los viajeros chinos a Sudamérica en general, y a Colombia todavía menos, pero ha empezado a llegar un crecimiento que porcentualmente es significativo. Hemos pasado de un año a otro con un crecimiento del 50 %. Hemos recibido unos 12.000 viajeros chinos en 2015.
Pero tenemos que trabajar en seguir facilitando más el tema de los visados. Hemos avanzado. Hoy los ciudadanos chinos que tienen una visa Schengen o una de Estados Unidos ya no necesitan sacar una visa para Colombia. Además, las visas cuya documentación antes tenían que procesarse aquí y enviarse a Bogotá para que las autorizaran, ahora parte de ellas son autorizadas aquí, lo que hace más expedito el procedimiento. Pero creo que todavía tenemos campo para más facilidades.
Lo más importante es trabajar en Colombia una oferta que responda a las preferencias del mercado chino. Y, de hecho, la tenemos. Y la idea que debemos seguir trabajando junto con los países de la Alianza del Pacífico (Colombia, Perú, Chile y México) es adelantar la promoción y presentar la oferta de manera conjunta.
CH: ¿Cuáles son las metas que quisiera alcanzar al terminar su gestión?
OR: Yo estoy tan recién llegado y tan contento que no quiero que me hable de terminar mi gestión (ríe). Pero, evidentemente, ¿cuál es el objetivo? Las relaciones entre Colombia y China están en un muy buen momento, y debemos aprovechar eso para seguir creciendo. Por ejemplo, debemos crecer el intercambio comercial, pero disminuyendo la brecha, pues tenemos un desbalance comercial importante. Es decir, lograr que Colombia exporte más a China, y que China exporte más capital a Colombia, pero que se disminuya la brecha, y que la brecha que quede la cubramos con inversión y turismo. Ese es el reto.
CH: En un artículo en el diario El Tiempo de 2005, usted escribió: “La primera sorpresa al llegar a Beijing es encontrarse no con las pagodas y los bellos techos de dobles aleros puntiagudos, sino con una metrópoli de grandes avenidas y edificios”. Esta vez, ¿le ha sorprendido algo de China?
OR: (Ríe) Fíjese que se me había olvidado ese artículo, que lo escribí en mi primer viaje a China. Después de ese primer viaje yo tuve la fortuna de venir casi cada año, y siempre que venía siempre me sorprendía. China no pierde esa capacidad de sorprender. Más allá de las sorpresas turísticas, arquitectónicas y de desarrollo, esta misión como embajador me está dando la oportunidad de conocer China desde otros puntos de vista, de su política, de su forma de desarrollo, del llamado socialismo con características chinas.
CH: ¿Y qué le ha sorprendido más?
OR: La planeación. Me tiene admirado cómo en China la planeación adquiere todo el valor de esta palabra. Cuando uno tiene la oportunidad de hablar con los funcionarios chinos encuentra que hay una dirección en el propósito que tienen con los diferentes programas, como el de acabar con la pobreza, que es algo que nos une. Tenemos problemas en común y, por lo tanto, tenemos mucho que intercambiar y mucho que aprender.