Un puente artístico entre China y América Latina
2020-01-08PorANXlNZHU
Por AN XlNZHU
Xiaosheng ha dedicado su vida a dar a conocer el maravilloso arte de esta región entre el público chino
XIAOSHENG es un historiador del arte que ha hecho sobresalientes contribuciones en los intercambios artísticos entre China y América Latina. Su nombre verdadero es Xing Xiaosheng y comenzó a estudiar el arte latinoamericano en 1985. Producto de este interés, visitó América Latina en 2001 y 2007. En los últimos 30 años, gracias a la traducción y organización de diversas exposiciones, Xiaosheng ha logrado presentar a muchos artistas latinoamericanos en China, y escribir o editar numerosas obras como Arte moderno de América Latina, Buscando sueños en México y Arte figurativo moderno de América Latina, lo que ha abierto una ventana para que el público chino conozca el arte latinoamericano.
Xiaosheng organizó la publicación de libros gráficos sobre cinco maestros latinoamericanos: el mexicano Rufino Tamayo, el uruguayo Pedro Figari, el costarricense Francisco Zúñiga, el colombiano Fernando Botero y el nicaraguense Armando Morales.
Un difusor del arte latinoamericano
En 1981, Xiaosheng comenzó a trabajar en la revista World Art y se dedicó a presentar el arte extranjero a los lectores chinos. En 1984 fue enviado a París por el Gobierno chino para estudiar el arte occidental. Era la primera vez que China enviaba estudiantes a un país occidental para que ahondaran en el arte. Allá Xiaosheng fue adiestrado en arte moderno y contemporáneo y arte medieval, pero su ámbito de estudio pronto incluyó a España y América Latina, ya que él es también un hispanista con pleno dominio del idioma español. Xiaosheng se interesó en América Latina a finales de 1984 y, por ende, comenzó a leer libros sobre la cultura maya.
En 1985 decidió ahondar mucho más en el arte latinoamericano y fue así como conoció a varios artistas latinoamericanos que vivían en París, como el colombiano Fernando Botero y el nicaragüense Armando Morales. Presenció también muchas exposiciones de arte latinoamericano en la capital francesa. En aquel momento, la comunidad artística europea apreciaba mucho a los mayores exponentes del arte latinoamericano. Sin embargo, al igual que Xiaosheng, los artistas europeos no apreciaron el mundo del arte latinoamericano en su conjunto sino hasta mediados de la década de 1980.
Una vez en París, Xiaosheng se percató de que para investigar un arte extranjero había que conocerlo en terreno. Pese a haber estado en Cuba en 1963, donde se desempeñó como intérprete de expertos chinos enviados para asistir al Ministerio de Industria que dirigiera Ernesto “Che” Guevara, Xiaosheng no se dedicó a la investigación artística. Durante su estadía en París, prestó mucha atención a la cultura antigua de los indígenas latinoamericanos y al arte moderno y contemporáneo de dicha región, lo que le permitió ir adquiriendo grandes conocimientos en este campo. Aun así, siempre albergó el deseo de volver a América Latina. Antes de cumplir su sueño, Xiaosheng organizó la publicación de libros gráficos sobre cinco maestros latinoamericanos: el mexicano Rufino Tamayo, el uruguayo Pedro Figari, el costarricense Francisco Zúñiga, y los ya mencionados Botero y Morales. Del mismo modo, en la edición en español de la revista China Hoy publicó numerosos artículos sobre los intercambios entre China y América Latina. En 1998 escribió el libro Arte moderno de América Latina, el cual fue lanzado en una ceremonia organizada por diversas embajadas latinoamericanas en China. En 2001, finalmente, le llegó la oportunidad de visitar México gracias a una invitación de la Secretaría de Relaciones Exteriores de dicho país.
Investigación en América Latina
En aquel entonces, Xiaosheng tenía ya 63 años de edad y estaba muy inquieto por ir a un lugar completamente desconocido. Además, teniendo en cuenta la diabetes y el asma que le aquejaban, no estaba seguro si su estado de salud le permitiría realizar aquel viaje. Sin embargo, después de llegar a México, no solo superó rápidamente sus problemas de salud, sino que también recorrió durante cinco meses casi todas las principales galerías de arte y lugares de interés de esta nación latinoamericana.
Antes de aquella primera visita a México, Xiaosheng solo había tenido contacto con tres artistas mexicanos, entre ellos, Francisco Zúñiga. Sin embargo, cuando finalmente logró visitar su país, el artista ya había fallecido. Su hijo, Ariel Zúñiga, quien era presidente de la Fundación Zúñiga, se encargó de atender a Xiaosheng durante su visita.
Ariel resultó ser una valiosa ayuda en el periplo de Xiaosheng, ya que le dio útiles consejos para su trabajo de investigación y le acompañó muchas veces en auto a contemplar las esculturas creadas por su padre y visitar reliquias indígenas importantes pero de difícil acceso.
Por otra parte, Xiaosheng había logrado conocer a Juan Soriano en el año 2000, cuando el artista mexicano realizó una exposición de pintura y escultura en Beijing. Xiaosheng había sido el encargado de escribir un artículo para su exposición. Por eso, durante la visita de Xiaosheng a México, ambos se reunieron en un ambiente de cordialidad. Soriano invitó a Xiaosheng a visitar algunas exposiciones y lugares históricos, y le presentó a varios artistas locales.
19 de abril de 2005. Xiaosheng regala su obra caligráfica al líder cubano Raúl Castro.
De igual manera, Xiaosheng contó con la valiosa ayuda de Carlos Córdoba, director de Exposiciones Internacionales del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México. Al enterarse de su plan, Córdoba le brindó todo su apoyo y escribió enseguida una carta a los sitios arqueológicos y museos del país que estaban bajo la administración del instituto, a fin de solicitarles que permitieran el ingreso de Xiaosheng de manera gratuita, coordinaran su visita y le ofrecieran toda la información necesaria.
La investigación de Xiaosheng en México abarcó desde el periodo antiguo hasta el presente. Al mismo tiempo, aprovechó la oportunidad para visitar otras naciones latinoamericanas como Cuba, Perú, Colombia y Venezuela, en donde su investigación también obtuvo resultados muy satisfactorios.
Por ejemplo, Xiaosheng recibió en Colombia la ayuda de Álvaro Escallón, quien había sido embajador en China, y de su hija Ana María, historiadora del arte, exdirectora del Museo de Arte Moderno de Bogotá y entonces directora del Museo de Arte de las Américas en Washington. Xiaosheng les había conocido en Beijing. Durante su periplo por Colombia, Ana María Escallón, desde Washington, le envió un itinerario, mientras que su padre le ayudó a implementarlo en Bogotá. Gracias a ello, Xiaosheng pudo visitar una iglesia, siete museos y una galería durante los cuatro días que pasó en la capital colombiana, donde entró en contacto con cuatro artistas e incluso ofreció dos conferencias sobre la caligrafía china.
6 de agosto de 2001. Xiaosheng realiza una visita a la ciudadela de Machu Picchu, en Perú. Fotos cortesía de Xiaosheng
La búsqueda de conocimientos
“Leer diez mil libros y viajar diez mil millas” es un popular dicho en China. Cuando Xiaosheng era estudiante no había Internet en el que buscar información y resultaba muy difícil conseguir un buen libro. Es más, cuando estuvo en México, quiso comprar un libro del renombrado historiador del arte Justino Fernández, titulado Arte mexicano: de sus orígenes a nuestros días. Sin embargo, después de siete ediciones, la obra ya se había agotado. Xiaosheng hizo todo lo posible para encontrar un ejemplar, pero no pudo encontrar ni siquiera un libro viejo. Hizo un pedido a diferentes librerías y afortunadamente, antes de que terminara su primera visita a México, recibió el aviso de que una de ellas había encontrado un ejemplar.
Su labor de investigación en México fue muy ardua. Limitado porlas condiciones económicas, aprovechó las vacaciones de verano para viajar por el país en autobuses de larga distancia, gracias a que estos ofrecían a los estudiantes billetes a mitad de precio (como visitante académico, él pudo gozar de este trato preferencial). En julio, el clima en la península de Yucatán es extremadamente húmedo y sofocante. El sudor empapaba su ropa, la cual pronto se secaba y volvía a empaparse. A veces no se alojaba en un hotel, sino que tomaba un autobús nocturno, que llegaba a su destino a la mañana siguiente. De este modo lograba realizar su investigación desde las primeras horas del día.
En 2003 se publicó su libro Buscando sueños en México, que presenta sus experiencias vividas en este país y otras cuatro naciones latinoamericanas. El entonces embajador de China en México, Li Ziwen, escribió el prólogo de la obra. El embajador Li lamentó que Xiaosheng no pudiera estudiar más a fondo el arte mexicano, pese a haberlo hecho durante tantos años. Sin embargo, en 2006 le llegó a Xiaosheng otra invitación desde México. Ya con 68 años de edad, pasó tres meses complementando su investigación sobre el arte de los indígenas mexicanos y el arte moderno, con un enfoque en el arte durante la era colonial.
Gracias a esta indagación, ha podido salir a la luz recientemente un libro de tres volúmenes titulado Arte de México. El primer volumen trata sobre el antiguo arte de los indígenas, el segundo, sobre el arte en la era colonial, y el tercero, sobre el arte moderno y contemporáneo.
Casi el 90 % de las fotografías del libro fueron tomadas por el propio Xiaosheng, y el resto del material fue concedido por diversos artistas y museos. Xiaosheng cree que hoy en día hay muchas mejores condiciones para llevar adelante los intercambios artísticos entre China y América Latina. Por ejemplo, una exposición mexicana sobre la cultura maya se ha celebrado con éxito en Shanghai, Beijing y Xi’an. Actualmente, ya sean de América Latina, España u otros países, los artistas conceden especial importancia a exponer sus obras en China. Sin embargo, es lamentable que los investigadores del arte latinoamericano sean pocos en China. Xiaosheng desea que más personas se dediquen al estudio de este campo, a fin de mejorar el nivel del intercambio artístico y prolongar así el ya considerable legado en este ámbito.