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“China es capaz de ser un país moderno”

2020-01-08PorCHlNAREPORT

今日中国·西班牙文版 2020年1期

Por CHlNA REPORT

Entrevista a Martin Jacques, profesor invitado del Centro de Estudios de Asia de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres

EN la IV Sesión Plenaria del XIX Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), que terminó a finales de octubre pasado, se adoptó una decisión relativa a cómo mantener y mejorar el sistema socialista con peculiaridades chinas e impulsar la modernización de los sistemas y de la capacidad para gobernar el país. Es la primera vez en la historia del PCCh que se estudia el sistema estatal y se toman decisiones relacionadas con la administración del Estado en una sesión plenaria. La prensa internacional también estuvo muy atenta. Martin Jacques, profesor invitado del Centro de Estudios de Asia de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, expresó su opinión respecto a la modernización de los sistemas y de la capacidad de gobernanza del país, la profundización de la reforma y la ampliación de la apertura al exterior, entre otros temas.

Primera Conferencia de Chinos de Ultramar de la Gran Área de la Bahía Guangdong-Hong Kong-Macao, celebrada en noviembre pasado en Guangzhou.

China Report (CR): ¿Le parece a usted que China ha adoptado el camino correcto y que está buscando una vía acertada en favor del desarrollo?

Martin Jacques (MJ):Existen grandes diferencias en muchos aspectos entre China y los países occidentales, como la cultura y la historia, lo cual dificulta el mutuo entendimiento. Considero que China no es un país nacionalista, sino un país civilizado. A Occidente le cuesta entender el despegue de China y lo ve como una amenaza, ya que desconoce cuál será el porvenir para el mundo si la situación persiste. Los países de Occidente han ocupado por un largo tiempo una posición predominante, por lo que ven su lugar en el mundo amenazado ante el despegue de China.

Sin embargo, el despegue de China ha sido responsable. A diferencia de países como Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido, Francia o Japón, que alguna vez ejercieron o ejercen una posición predominante, en China no ha habido ninguna guerra, mientras que en estos países sí las hubo. Algunos también aducen que la transición de China tiene un carácter invasivo, lo cual considero un disparate.

CR: El sistema de Estado idóneo que debía ser implementado ha sido un tema histórico que el pueblo chino ha tratado de resolver desde finales de la dinastía Qing. Se intentaron muchas fórmulas, aunque fracasaron. Finalmente, fue el modelo socialista establecido por el PCCh el que tuvo éxito. ¿A qué atribuye usted esto?

MJ:En comparación con Europa, a fines del siglo XVIII, China iba en declive, lo cual fue muy difícil de aceptar, ya que por mucho tiempo el país había estado a la vanguardia del mundo. Además, mantenía siempre sus tradiciones y formas de tratar asuntos. Sin embargo, el sistema antiguo ya había pasado de moda y la incapacidad justamente para reinventarse fue lo que propició la caída de China. Aunque fuera un tema difícil de aceptar, China se había resignado a aceptar el futuro por muy duro que fuese. Aunque muchos países han encontrado obstáculos y cometido errores en el camino, el gobierno de la dinastía Qing creía imposible que China lograra despegar y pudiera reunificar al país.

El período desde 1912 hasta la culminación de la Segunda Guerra Mundial fue muy difícil y doloroso. Gracias, sin embargo, al hábil líder revolucionario Mao Zedong, China pudo superar sus trabas. Desde ese entonces en adelante, el PCCh ha ido encontrando la solución a diversos problemas, conquistando grandes éxitos tales como la unificación del país. Este hito supuso un giro extraordinario, ya que según el modo de pensar de los chinos, desde sus dirigentes hasta el pueblo, la unión como base del progreso es clave.

En ese sentido, el concepto de “país” es sumamente importante para China, aunque no sea entendido de la misma forma en todas partes del mundo. Por ejemplo, en la India la idea de “sociedad” es más sustancial que la de “país”. En China, en cambio, se cree que si no existe un país sólido como soporte, entonces la sociedad no puede gestionarse bien. Esto se remonta a tiempos antiguos en que el Estado era muy débil, por lo que la sociedad se encontraba dividida. Uno de los grandes méritos de Mao Zedong fue reencaminar a China, expulsando a los invasores y unificando al país en 1949. En aquel entonces, el PCCh y Mao Zedong establecieron un armazón operativo que se transformó en el “corazón de China”, con la capacidad de recomponer y redefinir el destino del país bajo un período nuevo y diferente al anterior. Es por eso que considero a Mao Zedong como el líder más importante en la historia de China. Cuando hablamos de reformas económicas, por supuesto que Deng Xiaoping también fue un dirigente extraordinario. Sin embargo, si no hubiese sido por los sólidos cimientos que dejó instalados Mao Zedong, la política de Reforma y Apertura iniciada en 1978 no habría podido llevarse a cabo.

CR: Desde la celebración del XVIII Congreso Nacional del

PCCh en 2012, China ha puesto en marcha reformas en política, economía, ciencia y tecnología, civilización ecológica, entre otras. ¿Cuál de estas medidas le ha despertado la mayor impresión?

MJ:Me parece que existen dos puntos excepcionales que vale la pena destacar. Primero, China ha reconocido que no basta con fabricar productos baratos, manufactura básica, o solo prestarle atención a la exportación sin invertir en el campo de la investigación y el desarrollo científico y tecnológico. China aún debe aumentar su capacidad productiva y su potencial, aunque no se puede desconocer el admirable ritmo con que se han ido aplicando las reformas. Junto con su exponencial crecimiento, China se ha mantenido a la vanguardia en el área tecnológica, lo cual constituye un verdadero orgullo. En ese sentido, cabe mencionar a Huawei, que es una empresa extraordinaria desde cualquier punto de vista. Huawei optó por un camino diferente con relación a Occidente, pero ha conquistado grandes éxitos, lo cual me despierta una profunda admiración.

Otro punto que me causa una gran impresión es el hecho de que, en China, la modernización se concibe como un proceso de desarrollo económico. Si la economía no prospera, es decir, si no existen recursos ni dinero, entonces no se pueden desarrollar otras áreas.

En la próxima fase, China plantea convertirse en un gran país desde el punto de vista político, capaz de influir en diferentes esferas a nivel mundial. En ese sentido, China será un líder global que deberá entender su posición en el mundo bajo otra lógica. Así, la discusión sobre el “sueño chino” no solo estará relacionada al nivel y calidad de vida del pueblo, sino también a la posición de China en el mundo.

CR: La comunidad internacional le ha dado su reconocimiento a una serie de políticas propuestas por China durante los últimos años, incluyendo la Iniciativa de la Franja y la Ruta. ¿Esto, para usted, refleja la eficacia y éxito del sistema político chino?

MJ:El modo y el sistema adoptados por China han sido exitosos sin la menor duda. El proceso ha sido complicado y los profundos cambios no han sido casuales ni han caído del Cielo, sino que han requerido de la dirección del Gobierno y el Partido. La pregunta que surge es: ¿cómo lograrlo? Aunque el proceso de transformación ha sido sumamente difícil, China reconoce en sí misma su extraordinaria capacidad de mando. Esta es una característica que se remonta a los tiempos antiguos y forma parte de su tradición. China sabe muy bien cómo gobernar el país y, en consecuencia, la sociedad depende de la fuerte capacidad de dirección del Gobierno, en mayor o menor grado.

CR: El PCCh ha planteado como meta lograr la plena modernización de los sistemas y la capacidad de gobernación del país para el 100.° aniversario de la fundación de la República Popular China. A su entender, ¿es posible alcanzar este objetivo, y de cumplirse, qué influencia cree usted que tendrá dentro y fuera del país?

MJ:Lo más seguro es que China logre alcanzar este objetivo, pues creo que tiene la capacidad de convertirse en un país plenamente moderno con un gran poder de influencia en el mundo. Confío en eso. Aunque habrá obstáculos y dificultades en el camino, China ya ha sido capaz de conquistar grandes logros.

La modernización exige búsquedas y discusiones sobre la marcha, pero hoy por hoy ya ha obtenido destacables éxitos. Es lógico que el país se topará con más problemas conforme avance este proceso, tales como enfrentarse al rol que supone ser una superpotencia. China debe diferenciarse y saber equilibrar su propio interés con el de sus socios cooperativos.

Pongamos, por ejemplo, el caso de la Franja y la Ruta. China debe ser capaz de escuchar y evitar que otros piensen que la nación solo está velando por su propio interés, aunque es lógico que este vaya primero. De todas formas, si ansía convertirse en líder mundial, no debe pensar únicamente desde su conveniencia personal, sino en un sistema más ecuánime que refleje las ganancias compartidas. En ese sentido, valoro profundamente que en su agenda de desarrollo hacia el exterior, China haya contemplado este punto en su relación con otros países. Por eso, estoy confiado de que China puede lograr el éxito.