China Hoy: mi trabajo, mi escuela, mi familia
2020-01-08PorlSlDROESTRADA
Por lSlDRO ESTRADA
Mi tiempo en la revista supuso un intenso aprendizaje diario y el afianzamiento de mi admiración por China
El personal chino de la edición en español en la celebración de 50.° aniversario de la publicación China Hoy.
LOS aires festivos que me suele traer cada diciembre se multiplicaron en 2019. La revista China Hoy me invitó a escribir sobre mis años de trabajo en esta publicación. Y, ojo, que no se trata de cualquier fecha. ¡China Hoy celebra 60 años desde su fundación en enero de 2020! Siento que, en consecuencia, el aniversario cerrado me obliga a convertirme de algún modo en voz de tantos hispanohablantes que han transitado por este medio informativo en seis décadas. A la vez que dejo mi testimonio, quiero rendir tributo a los que en calidad de correctores, redactores y traductores, entre otras actividades afines, engrosaron en este tiempo la plantilla de este vehículo comunicacional de China hacia el mundo.
Época de grandes cambios
Cuando llegué contratado a la redacción de la revista, en abril de 2005, yo acumulaba más de seis años de labor en China, primero en la agencia de noticias Xinhua (1995-98) y luego en el quincenario Beijing Informa (2000-2004). Me tocó ocupar el puesto de corrector de China Hoy en una época de notables cambios para la misma. La casa matriz de la revista, el Grupo de Publicaciones Internacionales de China (CIPG, por sus siglas en inglés), recién había fusionado sus publicaciones en idioma español
Beijing Informa, China Ilustrada y China Hoy en una sola entidad paraguas, que mantuvo el nombre de esta última. Tuve el privilegio de ser el último corrector de Beijing Informa en español y el primero en estrenar el puesto en China Hoy como entidad concentradora del personal chino y de las funciones de los otros dos órganos informativos mencionados.
Súmese que en 2005 China consolidaba su presencia como miembro de pleno de derecho de la Organización Mundial del Comercio (OMC), a la vez que se preparaba para acoger por primera vez, en 2008, los Juegos Olímpicos de Verano. Obligaciones de esta índole compulsaban al país a transformar sus órganos informativos, ampliando su alcance internacional y haciéndolos más objetivos y eficaces, a la vez que les dotaba de las más sofisticadas tecnologías al uso.
Encarar este incremento de funciones no fue cuestión de coser y cantar. El hecho de lidiar a solas con la condensación de tres publicaciones en una constituyó todo un desafío para mí. Me hizo comprender mis límites intelectuales y físicos, lo mucho que aún me restaba por aprender del país que me acogía, su lengua y, sobre todo, en lo tocante a la sicología e idiosincrasia de sus habitantes.
Conste que por ello no reclamo mérito alguno. Más bien aprovecho el recuento para hacer patente mi agradecimiento a mis colegas y altos directivos de la revista entonces, por entender mis eventuales frustraciones ante la descomunal carga que suponía editar, traducir y escribir para China Hoy en solitario. Viendo el tema a la distancia de más de casi tres lustros, considero que la mejor respuesta a mis preocupaciones de aquellos años ha sido la decisión de incrementar la plantilla foránea. Hoy la edición mensual de China Hoy dispone de tres expertos extranjeros. El notable salto en la calidad de sus actuales enfoques y artículos en general evidencia con creces lo acertado de la decisión.
Para mí es motivo de especial realización personal comprobar que quienes me han seguido en el puesto en estos 15 años han superado con creces mi capacidad, navegando libres de los errores que cometí. Recuerdo con especial afecto y deferencia a los tres profesionales cubanos que en distintas ocasiones, y tras mi salida, recomendé a la dirección de la revista, a saber: Leonardo Anoceto, Pedro Lago y Abel Rosales. Tampoco puedo pasar por alto el destacado desempeño del periodista peruano Michael Zárate, quien se convirtió -y aún se mantiene- como el primer subeditor en jefe extranjero de la revista. Su impronta en China Hoy supone un antes y un después.
Vienen asimismo a mi mente los colegas chinos más cercanos de mi etapa: Jia Ningyi, Wang Yanjin, Yao Bei, Wu Kai, Wang Yang, Zhang Wen, Zhang Jinlai, Chen Xi, Guo Hongyuan y Guo Lingxia. Excepto Chen Xi y Zhang Jinlai, todas las demás son mujeres. De ahí que siempre recuerde a China Hoy como una publicación esencialmente con “aroma de mujer”.
De hecho, una de ellas, Guo Lingxia, es mi actual esposa. Nos casamos hace diez años. Hoy vivimos juntos en Beijing, tras su jubilación como traductora y editora de la revista en 2018.
Para redondear la naturaleza familiar que China Hoy exuda para mí, mi hijo menor, fruto de mi primer matrimonio en Cuba y graduado de Comunicación Social en La Habana, es hoy asiduo colaborador de la revista desde nuestro país. Aspira a venir a Beijing en algún momento y, según propia confesión, ocupará el lugar de su padre. “Y lo haré mejor que tú”, asegura el heredero. Conste que no me molesta su juvenil arrogancia. Si hiciera lo contrario, entonces deberá prepararse para un soberano tirón de orejas.
China Hoy en Cuba
Imposible concluir este texto sin mencionar que los 60 años de China Hoy coinciden cronológicamente -nueve meses de por medio- con la efeméride del establecimiento de vínculos diplomáticos entre Cuba y la República Popular China, en septiembre de 1960. El triunfo de la Revolución cubana en enero de 1959, encabezada por Fidel Castro, tuvo mucho que ver con la decisión china, un año más tarde, de establecer una versión en castellano de la publicación en inglés China Reconstructs, fundada en 1952. La edición en español vio la luz con el nombre inicial de China Reconstruye.
A tenor de documentos chinos de la época, desclasificados posteriormente, China Reconstruye llegó a la isla del Caribe a petición personal de Fidel Castro, quien presentó el interés en ese sentido en la Embajada de China en La Habana, en visita a la sede diplomática el 11 de febrero de 1961.
“¿Cuándo llegarán las revistas chinas a Cuba, según nuestro acuerdo?”, inquirió el entonces joven primer ministro cubano.
“Se trata sobre todo de un problema de transportación, porque Cuba queda muy lejos de China”, le respondió el embajador chino a la sazón, Shen Jian, quien acto seguido instó al líder cubano a mencionar nombres de materiales de lectura que le interesaran en particular, para entonces procurar “medios de transporte más rápidos” hacia Cuba.
Fidel explicó que le atraían en particular las publicaciones que le pusieran al día sobre métodos de sembrado y la actualidad china. Sobre todo las revistas en idioma español.
Al cabo de unos pocos meses, China Reconstruye comenzó a distribuirse en Cuba. Los tenderetes del Barrio Chino de La Habana estuvieron entre los primeros expendios en ponerlas a disposición del público local. De tal suerte, Cuba se convertía en el primer destino oficial en Latinoamérica de China Reconstruye, que junto a Pekín Informa (nombre con el cual llegó a la isla) devinieron las principales fuentes informativas sobre el acontecer chino para el cubano de a pie. De ello deja fe la correspondencia mensual cubana que se recibía entonces en ambas redacciones centrales de Beijing. Basta echar una ojeada a ambos archivos.
Aun en 2006 existía interés por parte de los directivos de China Hoy en contar con Cuba como plaza de redistribución regional en América Latina, según me hizo saber en ese año el ya fallecido señor Wu Yongheng, director de la Filial Latinoamericana de China Hoy en la Ciudad de México. A la postre, México y Perú se impusieron a la isla por su pujanza económica y capacidad editorial. Sin embargo, le cabe a Cuba el papel pionero en la llegada de la revista a la geografía hispanoamericana. Quede para la historia.
El autor y su esposa, quien jubiló hace dos años como redactora y traductora de China Hoy. Fotos cortesía del autor