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Perderle la huella al carbono

2015-02-24PorGONGHAN

今日中国·西班牙文版 2015年11期

Por GONG HAN

Perderle la huella al carbono

Por GONG HAN

La boda de bajo carbono se celebró en unsiheyuande Beijing.

UNsoftwarellamado “calculador de carbono” revela, por ejemplo, que si tu almuerzo incluye 200 gramos de ternera, 400 gramos de arroz y 100 gramos de verduras, ya has producido 6,68 kg de emisiones de CO2, por lo que podrías optar por plantar 0,07 árboles para compensarlo y alcanzar el“carbono neutral” (es decir, remover de la atmósfera tanto CO2 como el que agregamos).

Yan Luhui es quien inventó estesoftware. Su compañía, Carbonstop, ha desarrollado la primera plataforma de administración de emisiones de carbono para empresas de China. Hoy tiene ya más de 100 clientes nacionales y extranjeros.

Cansado del rutinario trabajo en un banco, Yan ingresó a la Universidad de Oxford e incursionó en un área completamente nueva: la administración de emisiones de carbono.

Su regreso al país

Yan Luhui vivía en Inglaterra cuando tuvo lugar la XV Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático, celebrada en Copenhague (Dinamarca) en 2009. Después de graduarse, encontró trabajo en una de las primeras compañías del mundo dedicadas al estudio de la huella de carbono (la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos por un individuo, organización, evento o producto), llamada Best Foot Forward, cuya misión principal era ofrecer productos y serviciospara la administración de la huella de carbono a empresas y departamentos gubernamentales. Yan Luhui tuvo así su primer contacto con este sector.

El entonces primer ministro chino Wen Jiabao se comprometió en Copenhague a que China reduciría la emisión de carbono por unidad del PIB para 2020 al menos entre un 40 % y un 50 %, en comparación con las cifras de 2005, lo que motivó a Yan Luhui a regresar a China para promover esta causa.

“Era la primera vez que China se comprometía ante el mundo a reducir las emisiones de carbono. Creo que la meta se cumplirá”, señala. Según Yan, se trata de promover en las empresas la reducción de emisiones y considerarla fundamental en una economía de bajo carbono. Además, hay que incentivar la realización de estudios y la difusión de información. Siempre que haya iformación y transparencia habrá la posibilidad de desarrollar una economía de bajo carbono y cumplir con la promesa que China hizo en la Conferencia de Copenhague.

“En aquel momento —recuerda Yan—, me di cuenta del largo camino que debía emprender”. Yan regresó a China en 2011 y fundó Carbonstop, la primera empresa en China dedicada asoftwarede administra de emisiones.

A finales de 2011, Yan Luhui y su equipo elaboraron la primera Plataforma China para Calcular y Administrar Carbono. Esta plataforma puede ayudar a las empresas a analizar y gestionar el tema con cifras concretas. Gracias a su alta eficacia, estesoftwarede Carbonstop llegó a ser incluido en la Competencia de Softwares sobre el Cambio Climático del Banco Mundial.

La presión sobre empresas chinas

Una empresa de la ciudad de Qingdao (Shandong), dedicada a los mariscos, acudió a Carbonstop para solicitar asesoramiento. La fi rma importa keta (también conocido como“salmón chum”) de Alaska. Después de procesarlo, lo vende a Walmart en EE. UU. En 2010, esta gran multinacional anunció la creación de una cadena verde de suministro y se comprometió a reducir su emisión de carbono en unos 20 millones de toneladas para fi nales de 2015. Por ello, Walmart exige a sus proveedores que ofrezcan informacion veraz sobre sus emisiones de carbono. En un estudio organizado por Walmart, el proveedor chino obtuvo un resultado que hizo que la multinacional estadounidense le exigiera actualizarse, o perdería el derecho de venta.

Las grandes empresas chinas (como Lenovo, Huawei, entre otras) están sometidas a las exigencias del inversor extranjero para que divulguen las cifras de emisiones de carbono. Estas compañías desean mejorar su imagen y cumplir con su responsabilidad social. Por ello, reducir y divulgar la emisión de carbono es una manera eficaz de conseguir más inversores e incrementar la confianza entre los consumidores.

Pero la presión también viene de China, que cuando ensayó la política de transacción de carbono en siete ciudades obligó a más de 2000 empresas a participar.

El 30 de junio pasado, ante la Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, China presentó su plan de acción climática “La Contribución Prevista y Determinada a Nivel Nacional”. Según este plan, la emisión de CO2 llegará en 2030 a su nivel máximo, mientras que la emisión por unidad de PIB se reducirá entre un 60 % y un 65 % en comparación con 2005, para lo que China destinará 41 billones de yuanes.

“La protección ambiental es una tendencia mundial y todo el mundo está viendo los esfuerzos del Gobierno chino al destinar grandes recursos financieros y materiales”, menciona Yan Luhui.

Una vida con cero carbono

¿Es posible alcanzar el carbono neutral en una gran boda? Por supuesto que sí.

El 27 de junio pasado, en Beijing, se celebró una boda en la que el novio era de Beijing y la novia de Finlandia. No hubo invitaciones impresas, ya que fueron enviadas por e-mail o mensajería instantánea. Tampoco hubo coche nupcial, pues la pareja preparó un autobús para trasladar a los invitados. Tampoco se distribuyeron cigarrillos ni se lanzaron petardos para no contaminar el ambiente. La novia no adquirió un vestido nupcial, lució una indumentaria formal y unqipao, como podrían usarse en un día cotidiano. ún así, según cálculos de Carbonstop, la boda produjo 10 toneladas de emisiones de CO2. De hecho, 9 toneladas provinieron del desplazamiento de los autobuses y de los parientes extranjeros que llegaron a Beijing en avión. Por lo tanto, la pareja hizo una donación de 1.270 yuanes a la Fundación de Carbono Verde de China, que fueron destinados a la plantación de pinos chinos y tuyas, con el fin de alcanzar el carbono neutral.

Yan Luhui es aficionado a correr maratones, pero calcula su emisión de CO2 cuando usa la bicicleta para ir a la o fi cina o regresar a casa. “No soy un asceta. Tener una vida de bajo carbono no quiere decir bajar nuestra calidad de vida, sino que es un llamado para que la gente reduzca sus emisiones”, recalca. “Espero que la vida de bajo carbono no presione a la gente. Si es así, se perderá la iniciativa”.